Constituida oficialmente en enero de 2015, la Unión Económica Euroasiática de Belarús, Rusia, Kazajistán, Armenia y Kirguistán ha supuesto la práctica desaparición de las aduanas entre estos cinco países a caballo entre Europa y Asia.

Actualmente forman ya un espacio económico único, cuyo objetivo a largo plazo es la creación de una moneda única y la incorporación de nuevos miembros (Tayikistán, Vietnam…), aunque con un claro protagonista: la Federación Rusa.

RUSIA

Rusia ostenta un 40% de los recursos mundiales de gas natural, un 22% de los de petróleo, o un 16% de los de carbón, así como gran abundancia de reservas de agua dulce (el 20% mundial) o de piedras preciosas, por no hablar de sus recursos pesqueros o de sus enormes depósitos de cinc, aluminio, plomo, hierro, níquel, platino , titanio, oro (la 7ª reserva del mundo), cobre, fosfatos o mercurio.

Impulsada por un auge en el precio de los recursos, tras superar la crisis de 2009 Rusia apostó con decisión por la eliminación progresiva de barreras arancelarias, millonarias inversiones estatales y la modernización de su industria. Hasta el momento actual, con la única inflexión de su breve crisis en 2008-2009, el PIB del país se expandió a una tasa estable del 4-5% anual desde 2008.

No obstante su recesión actual y la política de sanciones mutuas con occidente, según Forbes Rusia es hoy el cuarto mercado más atractivo para las inversiones, sólo tras EE.UU., China y la India. La consultora internacional Price Waterhouse Coopers considera a Moscú como la primera ciudad en su estudio sobre las urbes más importantes de las economías emergentes. Muchas previsiones macroeconómicas expertas siguen situando al país como la 5ª economía del mundo dentro de menos de 20 años.

En este contexto, ejemplos reales de éxito español son los de empresas como Roca, Gestamp, Inditex, Mango, Gallina Blanca, OHL, Talgo o Bellota. Sin embargo, nuestro potencial de crecimiento y el volumen de mercado que podemos llegar a cubrir son todavía inmensos: el país sigue suponiendo menos de un 0,5% de las inversiones españolas en el exterior, pese a su grandísima capacidad de compra, su necesidad aún insalvable de cubrir sus necesidades con producción foránea y su acceso en la OMC, que comporta ya mejoras sostenidas en el acceso de las empresas europeas a su economía.

BELARÚS

Principal frontera de la Unión Euroasiática con la Unión Europea es Belarús, país que ahora, gracias a las políticas de integración de dicha unión aduanera, constituye toda una puerta de entrada a unos mercados de casi 200 millones de consumidores. En contra de todos los prejuicios que a priori pueda generar la llamada “última dictadura de Europa”, los atractivos de este país de frontera van mucho más allá de una mano de obra cualificada y barata.

De acuerdo con el índice internacional “Doing Business 2015” del Banco Mundial, este país mediano de Europa Oriental (que cuenta con unos 10 millones de habitantes) se sitúa hoy en la posición más elevada de su historia en cuanto a su potencial para constituir un negocio rentable. De un total de 185 Estados, actualmente ocupa el rango 40º por facilidad para empezar un negocio (España es el número 74), el 3º para registrar propiedades, el 7º para hacer cumplir contratos, o el 51º para obtener permisos de construcción.
No obstante, aunque se han simplificado mucho sus procesos administrativos y existen numerosos privilegios a la inversión en zonas francas, agricultura ecológica y ciudades secundarias, Belarús no es un mercado fácil y llevarse bien con el poder establecido es fundamental (más de un 55% del tejido empresarial del país pertenece al Estado).

Con todo, este gran desconocido de Europa del Este crecía a tasas del 10% anual hasta 2009 y, pese a su situación actual (a la que le arrastra Rusia) se espera que a partir de 2016 experimente un crecimiento potencial del 4-5% anual. Su seguridad jurídica tiende a incrementarse de forma sostenida, con nuevas leyes que protegen al empresario y el resurgimiento de figuras jurídicas hasta ahora marginales, como los fondos de inversión. Su condición de Estado miembro de la Convención internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) sitúa a los inversores extranjeros en una posición más segura que la de sus colegas locales, debido al juicio imparcial que se efectúa a nivel internacional entre los firmantes de la CIADI y las importantes garantías jurídicas que ello supone.

Sin embargo, la presencia española en Belarús es todavía marginal. El momento presente, en el que se consolidan las mejoras legislativas, crece el apoyo a la inversión y el país se prepara para una mayor apertura, puede ser el momento ideal para mirar hacia los bielorrusos y tomar posiciones en su economía en un momento en que los riesgos se ven compensados por una competencia todavía escasa. Los españoles que ya lo han hecho, en sectores como el turismo, las nuevas tecnologías, la hostelería o la industria, tienden a resaltar un hecho evidente: por su ubicación y la pujanza de su gente, Belarús tenderá a abrirse completamente en un futuro cercano. Cuando eso ocurra, quienes se hayan anticipado y cuenten ya con presencia en el país disfrutarán de una ventaja decisiva respecto a quienes lleguen después.