Escandinavia, formada en sentido amplio por Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia, constituye un área de mercado estable y en crecimiento, que ofrece numerosas oportunidades para las empresas españolas, tanto por su capacidad adquisitiva como por las ventajas geográficas y de coste que ofrece nuestro país para la externalización de procesos vinculados a las nuevas tecnologías, los servicios y el turismo.
Aunque sólo Suecia, Finlandia y Dinamarca forman parte de la Unión Europea (de las cuales la única que de momento ha abrazado el euro ha sido Finlandia), Noruega e Islandia están incluidas en el espacio de libre circulación Schengen y en el Espacio Económico Europeo, lo que en la práctica implica la ausencia de controles de frontera para mercancías y personas entre estos países y el resto de Europa.
Las relaciones comerciales bilaterales con España tienen una amplia tradición histórica y sus sociedades nos son muy próximas tanto económica como culturalmente. El intercambio de productos se intensifica especialmente tras la entrada de nuestro país en la Unión Europea, y hoy estos Estados se han erigido en socios comerciales con un alto grado de consolidación. No obstante, la balanza comercial de España con todos ellos es todavía claramente deficitaria.
Por lo que se refiere al valor de las transacciones comerciales, Suecia es nuestro primer socio, seguido en este orden por Noruega, Dinamarca y Finlandia.
Las exportaciones españolas a estos países son muy diversas. Abarcan desde productos hortofrutícolas hasta maquinaria eléctrica y pesada, bienes de equipo y automóviles, pasando por productos químicos, carnes, pescados y productos siderúrgicos.
En el caso de Noruega se destaca el sector naval, dado que el país se ve obligado a cubrir prácticamente todo su equipo militar mediante la importación. Empresas españolas como Navantia, que suministró al país escandinavo cinco fragatas F-310, son sólo un ejemplo del potencial de España en este sector. También son importantes los acuerdos firmados entre el gobierno noruego y astilleros españoles para equipar a su industria petrolera y su armada.
Por la parte escandinava, son numerosas las multinacionales de origen nórdico asentadas en España, tanto con fines de expansión comercial como de gestión de procesos comerciales. Empresas como Ikea, Lego o Yoigo ya constituyen referentes absolutos en nuestro país.
En cuanto a sus exportaciones, los países nórdicos proveen a España sobre todo de muebles y artículos para el hogar (Suecia), combustibles minerales, aluminio y pescado (Noruega), así como de maquinaria eléctrica, combustibles, productos químicos, aceites, derivados del pescado y lácteos (Dinamarca).
Los sectores con gran potencial de desarrollo que ofrecen oportunidades a las empresas españolas son también variados. El referente que constituye España en medio ambiente, desarrollo sostenible y energía limpia no pasa por alto en Escandinavia, y sus países mantienen con nosotros una cooperación estrecha en tales materias.
Debe prestarse mucha atención a la demanda pública, tanto a nivel estatal como municipal, dada la extensa red de empresas bajo control público que existe en Escandinavia, tanto en el sector energético, como en los del transporte, las telecomunicaciones o el armamento.
Igualmente, no puede obviarse el gran potencial de la demanda privada de unos países que, sin disponer de poblaciones numerosas (el país más poblado de los 5 es Suecia, con menos de 10 millones de habitantes), sí gozan de elevados niveles de poder adquisitivo. Entre los productos con más potencial dirigidos al consumo privado se encuentran vehículos a motor, aparatos eléctricos, cosméticos, frutas y verduras, moda o vinos. El consumidor escandinavo está dispuesto a pagar un poco más a cambio de mayor calidad, por lo que en ese sentido se trata de un comprador agradecido y mucho menos sensible al precio que el de otros países, como los bálticos.
Además de constituir mercados atractivos para muchos productos españoles, los países escandinavos ofrecen también oportunidades muy importantes tanto en el área del turismo (España es el primer destino vacacional de los escandinavos fuera de su entorno más cercano) como en áreas intensivas en capital humano, como la consultoría o la externalización de servicios a empresas, dado a que sus elevados costes de producción llevan a las empresas situadas en Escandinavia a buscar soluciones más competitivas en otros mercados relativamente próximos.